Aunque aún no contamos con una regulación para el cannabis, sin duda alguna la sociedad mexicana ha comenzado a transformarse y a re-establecer su relación con la planta amiga. El tema es cada vez más frecuente en los medios de comunicación y los eventos como talleres, marchas, pláticas informativas y demás proliferan a lo largo de la república.

Esto no sería posible hoy en día de no ser por la labor de pachecos comunes y corrientes, quienes un día decidieron luchar contra el estigma, el prejuicio, el conservadurismo y el desinterés político para movernos hacia la legalización de la marihuana.

En este temporada de eventos, celebramos algunas victorias del activismo cannábico.

Abrir espacios de encuentro

En nuestro país los marihuanos estamos en todas partes. Pero el estigma y persecución nos obliga a esconder nuestro consumo, por lo que muchos permanecemos en las sombras de la sociedad e incluso de otros pachecos. Esto es un obstáculo pues impide reconocernos como parte de algo más grande que nosotros, con lo que nuestros problemas como usuarios (y sus soluciones) pueden percibirse como irrelevantes.

Afortunadamente los eventos que año con año se realizan en plazas públicas como La Ciudadela o los monumentos de Lázaro Cárdenas, de la Revolución y otros tantos espacios, han fomentado espacios de convivencia e intercambio que tanto hacían falta para unirnos en la misma lucha. Ahí es donde escuchamos que el autocultivo es posible, que la planta tiene muchas otras propiedades, y se puede contar sobre uno que otro desencuentro con la autoridad. Es en estos lugares que se crea la oportunidad de conocernos y organizarnos.

Es también aquí donde los no fumadores se enteran de nuestra existencia y sobre nuestra relación con la planta amiga (más allá de lo que ofrecen los medios tradicionales).

Educar a los pachecos

Muchos comenzamos a fumar marihuana sin conocer las cosas más básicas sobre esta planta. Ya no hablemos de su cultivo o formas de extracción, sino los puntos más básicos para cuidar nuestra salud, por ejemplo:

  • No fumarse hasta la bacha

  • Lo que resta en la pipa no es hachís

  • Las canas con aditivos pueden causar daño a la larga

  • La pálida no es más que un descenso de la presión arterial

y muchos otros.

Y es que la prohibición de las drogas y la desinformación en torno a sus verdaderas propiedades van prácticamente de la mano.  Y por el estigma del tema tampoco te inspira confianza para ir preguntando por ahí.

Hoy en día el internet ofrece un alternativa para encontrar esta información. Pero no siempre fue así, y desde ese entonces muchos activistas se dieron a la tarea de difundir información para los usuarios y libre de estigmas. Después de todo ¿qué pacheco no confía en otro pacheco? En especial cuando te invita de su gallo.

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Esta labor es fundamental aún hoy en día, pues un consumidor informado tiene mayor capacidad para defender sus derechos e influir sus círculos cercanos para eliminar el estigma.

Crear comunidad

“Ustedes nomás quieren ponerse bien tontos” es lo que se escuchaba anteriormente al defender la legalización del cannabis. Sin embargo, desde hace unos años, las otras luchas por la liberación de la planta amiga han ganado visibilidad.

Comenzando por los pacientes que han encontrado en la marihuana una alternativa eficiente y accesible para mejorar su calidad de vida y salud. Luego, aquellos quienes ven el potencial de crear una industria a través de las posibilidades industriales del cáñamo.

Sin demeritar nuestro derecho al placer a través de los efectos psicoactivos de la planta, esto ha hecho ver que la prohibición del cannabis afecta no sólo a los consumidores, sino a la sociedad en general. Así, las propuestas a estas políticas son recibidas cada vez con mayor apertura y entusiasmo.

Reivindicar al consumidor

El mito más desagradable (al menos para mí) es el de “los pachecos son flojos”. Si eso fuera verdad, nunca se habrían completado las diferentes actividades necesarias para hacer el activismo cannábico.

Organizar eventos, convocar a la gente, negociar con las autoridades, preparar material informativo y dialogar con todo tipo de expertos en diferentes materias (medicina, leyes, psicología, antropología, etc.). Todo con un gallo bien forjado y espurgado entre los labios.

A diferencia del punto anterior, aquí no es tan importante el reconocimiento de la sociedad, sino señalar un sencillo hecho: el trabajo de los pachecos habla por sí solo.

Luchar por los derechos

Si bien los avances hacia la legalización del cannabis se han visto influenciado por varios intereses (entre ellos los económicos) el eje de la lucha han sido nuestros derechos. En este sentido, una de las victorias más grandes es la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia, la cual declara que nuestro consumo de mota no solamente forma parte de nuestro derecho humano al libre desarrollo de la personalidad, sino que la prohibición por parte de Estado es una medida desproporcionada e incostitucional.

Además, se abre la posibilidad de recurrir al amparo para implementar cultivos personales de cannabis en un marco “legal”. Si bien no es lo ideal recurrir a un procedimiento tan engorroso, lo cierto es que es una opción que hace años no existía. Y como se suele decir “Roma no se construyó en un día”.

Para ti ¿cuál ha sido tu experiencia con este tipo de actividades y eventos?