El cultivo de marihuana es todo un mundo de conocimiento. Las prácticas y saberes necesarios para la producción y crecimiento de plantas de calidad puede llevar años aprender y desarrollar. Afortunadamente, la planta es maleable a las necesidades del hombre, y el ingenio de este permitió el invento de un tipo de marihuana ideal para el cultivador novato: las autoflorecientes.

Estas plantas son el resultado de cruzar una tradicional índica o sativa junto con la extraña ruderalis. Así, cruzan las propiedades de ambos mundos, tanto resistencia como presencia de cannabinoides. Esto las hace perfectas para los principiantes.

Por ejemplo, a muchos les detiene la dificultad de controlar el fotoperiodo, osea las horas de luz al día que recibe una planta. Esto, porque controlar el ciclo al que son sujetas es esencial para llevar su a cabo su correcto cultivo. Sin embargo una semilla autofloreciente no depende de eso, sino que obedece a su propia edad.

Así se ahorra tanto tiempo, como gasto de energía.

Leer: ¿Cómo saber si una semilla está apta para el cultivo?

Otra ventaja a celebrar, es la resistencia. De hecho, la cannabis ruderalis es autóctona de la estepa rusa, por lo que aguanta climas extremos y temperaturas muy variantes. Seguro te perdonara los errores de la inexperiencia, lo cual significará además un ahorro económico.

A ello podemos agregar su “corta edad”. Ya que su ciclo de vida es más chico, es posible obtener una cosecha en un periodo de tiempo menor. A un novato eso le es útil, pues le permite experimentar y aprender en tan sólo unos meses.

Luego está el tema del espacio. No es fácil que de la noche a la mañana te hagas de metros cúbicos extra en tu hogar. Afortunadamente las plantas autoflorecientes alcanzan su punto máximo a poca altura, por lo que cabe en lugares pequeños.

Sin embargo, cabe mencionar que estas dos últimas características devienen en algo un poco obvio: la producción es menor, mucho menor. Para algunos esto se resuelve cosechando más veces al año (cosa factible gracias a su corto ciclo); o cosechando más (igual de posible, debido a su pequeño tamaño).

También se debe tomar en cuenta que este tipo de plantas no pueden convertirse en “madres”, por lo que no es posible obtener esquejes de ellas.

Probablemente cuanto encuentres estos límites signifique que estás listo para evolucionar como cultivador y aprender más. Hasta entonces, te invitamos a intentarlo y aventurarte al mundo del autocultivo (en ejercicio a un derecho reconocido en México por el poder judicial y no como apología al delito).