Hoy en día, en occidente los hongos psicoactivos son posiblemente una de las drogas naturales más conocidas, sin embargo no siempre fue así. Un evento a mitad del siglo XX los catapultó a la popularidad dentro de la cultura psicodélica occidental: el encuentro entre María Sabina, la hoy célebre curandera mazateca, y el banquero estadounidense Robert Gordon Wasson, quien además fue pionero de la etnobotánica y un apasionado investigador sobre plantas psicoactivas.

Gordon Wasson se sintió interesado por el uso de hongos psicoactivos con fines religiosos por parte de los indígenas mazatecos, todo a raíz de la publicación de un artículo del escritor Robert Graves en el diario The New York Times, sobre esta tradición en las culturas tradicionales de México, a principios de la década de 1950. Cabe señalar que en aquella época, los temas sobre psicoactividad eran poco conocidos.

En 1955 Robert Gordon Wasson, en compañía de su esposa Valentina Pavlovna, viajó a la sierra mazateca en el estado de Oaxaca, en el sur de México. Tras su llegada, logró una entrevista con la respetada curandera María Sabina, quien recibió al matrimonio estadounidense y les permitió acceder a gran parte de su conocimiento tradicional, a su cosmovisión, su estructura de valores, además de obsequiarles ejemplares de los "niños sagrados", como ella llamaba a los hongos psilocibios.

Estos primeros encuentros con la mítica curandera Mazateca fueron audiograbados por Gordon Wasson; sus charlas, sus cantos durante la ceremonia que tuvieron, y también tomó registro fotográfico numerosas veces durante el encuentro. La visita de Wasson a María le cambió la vida a la mujer, pues la popularizó en occidente al grado de que fue visitada durante 30 años por personas de todo el mundo, buscando obtener experiencias espirituales y curativas.

Durante los años posteriores, María se mostró arrepentida de su apertura al banquero, pues comentó haber perdido la relación que previamente había tenido con los dioses que le ayudaban en su trabajo de sanadora del cuerpo y el alma. También expresó que pagaba el precio de su error, al encontrarse padeciendo las enfermedades que ella previamente había curado. Murió en 1985 a los 91 años de edad en la pobreza y la tristeza, sin embargo convertida en icono de la cultura psicodélica mundial.

Por: Aldo Contró
@AldoContro