Liria Morales Ramírez es una joven activista reconocida en Costa Rica, que lleva cuatro años trabajando a favor de la regulación del cannabis y la política de drogas con un enfoque en el respeto a los derechos humanos. Es fundadora y líder del capítulo Estudiantes por una Política Sensata de Drogas Costa Rica, también ha colaborado con la Asociación Costarricense para el Estudio e Intervención en Drogas (ACEID), y en 2016 asistió a la sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre el tema de las drogas en New York.

¿Cuál es tu nombre y a qué te dedicas?

Me llamo Liria Morales Ramírez, tengo 24 años, soy estudiante de Antropología en la Universidad de Costa Rica y vivo en Heredia, Costa Rica.

Llevo cuatro años trabajando en el tema de política de drogas, me comenzó a interesar el tema porque soy usuaria de sustancias psicoactivas y he sufrido las consecuencias de las políticas prohibicionistas, es por eso que comencé a buscar una forma de incidir en el tema. En el año 2014 me acerqué a la Asociación Costarricense para el Estudio e Intervención en Drogas (ACEID) y comencé a trabajar como voluntaria, y actualmente también colaboro en algunos proyectos que se realizan en dicha organización, a principios del 2015 tuve la oportunidad de ir a México y cursar el diplomado de política de drogas, derechos humanos y salud del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE) y ahí conocí gente de otros países que también les interesa el tema de las drogas, y a finales de ese mismo año me puse en contacto con la red internacional Students for Sensible Drug Policy y abrí un capitulo en Costa Rica y a partir de ahí hasta ahora he estado organizando conferencias, talleres, conversatorios que han abordado las diferentes temáticas en torno a las drogas, ya que es muy importante visibilizar este tema, que se ponga en la agenda pública.

En Costa Rica estamos en medio de una etapa electoral y en febrero son las elecciones presidenciales. El gobierno actual ha estado fortaleciendo la guerra contra las drogas, ha destinado más presupuesto a equipo de seguridad que combata el narcotráfico, pero no ha habido soluciones reales, las políticas son bélicas y desgraciadamente los candidatos presidenciales van por la misma línea, solamente un candidato dentro de sus planes de gobierno tiene el tema de cannabis medicinal, los otros ni siquiera hablan sobre el tema.

¿Cómo es ser mujer usuaria de sustancias psicoactivas en Costa Rica?

Es un poco complicado porque a final de cuentas, en casi todos los ámbitos es cosa de  “hombres” y cuando se es usuaria de una sustancia psicoactiva hay mucha discriminación, primero creen que no sabemos usar esas sustancias, que somos unas ignorantes y que cuando hablamos del tema, no sabemos de qué hablamos, que las mujeres no deben de hacerlo, se es juzgada y, como en la mayoría de los países latinoamericanos,  hay bastante machismo en Costa Rica; por ejemplo, siempre se culpabiliza a las mujeres cuando en alguna de estas fiestas psicodélicas u otros espacios de consumo ocurre algún acoso o abuso sexual, al final de cuentas ella va a ser la culpable por usar sustancias y supuestamente provocar al abusador.

¿Cómo es la relación con su familia y amigos al saber que es una persona usuaria de sustancias psicoactivas?

Yo salí del clóset psicoactivo hace como seis años, a raíz de que sufrí un accidente, me atropellaron, las lesiones fueron bastante graves, fui operada tres veces, tenía fuertes dolores y fue cuando decidí decirle a mi mamá que yo quería fumar cannabis, por dicha, mi madre me dijo que respetaba mi decisión, que lo que yo consumiera estaba bien mientras fuera responsable, no interfería con mi vida y lo que hago normalmente. Con mi familia todo ha salido muy bien, con información he ido rompiendo el estigma y con las personas que me rodean, yo creo que el uso de una sustancia no define a una persona, hay muchas más características que nos definen, pero si he conocido personas que les molesta cuando hablo abiertamente de mi uso. Y con mis amigos todo bien, la mayoría son usuarias y usuarios.

¿Es difícil conseguir las sustancias siendo mujer en Costa Rica?

Conseguir las sustancias siendo mujer no es complicado, a los vendedores no les importa, de hecho conseguir cannabis es sencillo, basta con tener los contactos o preguntarle a alguien, en realidad conseguir cualquier sustancia es fácil pero los precios son muy elevados a comparación con otros países, y la calidad no es muy buena, aquí se vende mucho la cannabis prensada y un gramo puede estar en cuatro dólares, también hay cannabis de mejor calidad, acá se le llama Crepy y esa puede estar como en unos dieciséis dólares el gramo, tal vez un poco más, pero por el precio se usa más prensada, que también se le dice jamaiquina o caca de mono; consumir este tipo de cannabis es peligroso para la salud de los usuarios porque contiene infinidad de adulterantes y muchos de estos son tóxicos.

Otras sustancias como la cocaína podría costar unos 16 dólares el gramo y la calidad es bastante buena, y en el caso del LSD una dosis puede rondar unos 20 dólares, pero no es seguro que sea LSD, han habido casos de intoxicación y en lugar de llevar a las personas al hospital, lo primero que hacen es detenerlas por usar sustancias ilegales y llevarlas a la delegación policial. El trato para las usuarias y los usuarios por parte de la policía es pésimo, hay bastante abuso de la autoridad, aunque la legislación no criminaliza el uso de sustancias y se supone que los policías ni siquiera podrían llevar a la gente por consumir, pero de cualquier manera lo hacen, más si exige sus derechos, lo común que hacen es burlarse de una o amedrentar.

¿Cómo es la participación de las mujeres en el tema de política de drogas en Costa Rica?

La participación de las mujeres es poca, tenemos muchas limitantes porque es un tema tabú y las mujeres prefieren ocultar que son usuarias de sustancias psicoactivas, es difícil que una mujer diga abiertamente que es usuaria, también dentro de la academia es complicado, en Costa Rica hay investigaciones sobre sustancias pero la mayoría han sido realizadas por hombres y los que hablan del tema de igual manera son hombres; por desgracia la participación es escasa, y es comprensible, al final de cuentas es mucha la carga moral en el tema y doble carga si eres mujer.

¿Cómo ha sido este último año para costa rica en el tema de drogas?

Ahora se escucha hablar más del tema, en los medios de comunicación ya se habla de drogas, ahora la sociedad costarricense está más abierta para hablar sobre cannabis medicinal y su posible regulación. Este último año se implementó una estrategia de reducción de riesgos y daños y lo está efectuando el Instituto de alcoholismo y farmacodependencia, que es la institución que se encarga del tema de uso de sustancias psicoactivas en Costa Rica; la verdad es bastante positivo que una institución gubernamental se comprometiera con el tema de reducción de daños. En algunos centros de rehabilitación privados ya se ha comenzado a implementar este modelo.

También el uso de sustancias ha cambiado, anteriormente después del uso de alcohol la segunda sustancia más usada era el tabaco, ahora es el cannabis. Pero aún falta demasiado y es importante abordar el tema de educación, ya que la única educación sobre sustancias que se recibe es la que se basa en la abstinencia, y cuando las personas usan sustancias no hay ningún tipo de educación o información.

¿Usted que cree que pase en unos cinco años en Costa Rica en el tema de política de drogas?

Yo creería que ya se podría estar hablando sobre cómo regular el cannabis medicinal, pudiese incluso implementarse un marco legal que regula al cannabis, pero solo medicinal porque otros usos aún no están bien vistos, en Costa Rica creo yo que sería lo que más se podría aspirar, pero si creo que el modelo de reducción de daños que comentaba que se está implementado podría ser una entrada para que la sociedad civil organizada pueda comenzar a educar sobre el tema más abiertamente. Hubo ya un proyecto de ley, pero solo beneficiaba a las farmacéuticas y las licencias iban a ser súper caras como de cien mil dólares, pero al final de cuentas vendría a ser los mismo porque no contemplaba el derecho al autocultivo libre.