Sentir amor puede llegar a ser tan intenso como la sustancia psicoactiva más potente que puedan imaginar. De hecho, a nivel neuroquímico involucra mecanismos muy similares a aquellos que se activan cuando usamos marihuana, cocaína, MDMA, e incluso azúcar. Por ello, decidimos revisar algunos puntos en los que el amor se parece a las drogas (y otros que no tanto).

¿Es el amor una droga?

Cuando nos enamoramos las moléculas asociadas al circuito de recompensas inundan nuestro cerebro. Este mecanismo es bastante primitivo, pues en la antigüedad “guiaba” a nuestros ancestros en la lucha por la supervivencia.

Así se producen toda una serie de respuestas fisiológicas y emocionales como: incremento del pulso cardiaco, palmas sudorosas, mejillas sonrojadas, y en algunos casos ansiedad. Esto gracias a la interacción de algunas moléculas específicas:

Dopamina

La función de la dopamina es alertarnos sobre una necesidad que está a punto de ser satisfecha. El ejemplo más común es cuando el aroma de los alimentos desierta tu apetito. Eso ocurre (en parte) gracias a la dopamina. La mayoría de las sustancias también estimulan los receptores de dopamina. Es por ello que buscamos repetir ese tipo de experiencias.

Cuando conocemos a alguien que nos causa atracción, esta molécula nos empuja a buscarle, llamarle, acercarnos, etc. Y cuando todo ocurre como nosotros esperamos, se libera más dopamina.

Oxytocina

La oxitocina se estimula con el tacto y la “confianza social”. En los animales, estos factores son vitales para la supervivencia, en especial para los primates pues sus estrategias se basan en el convivencia entre pares. Así, para los humanos la interacción con otros humanos resulta muy placentera. El sólo hecho de tomar la mano de alguien puede provocar la liberación de oxitocina.

Serotonina

Cuando recibes el afecto de una “persona deseada” tu cuerpo libera serotonina, y mucha. Precisamente en recientes años las investigaciones han revelado la importancia de los receptores de serotonina en el uso de psicodélicos.

Particularmente el LSD y la psilocibina (hongos mágicos) comparten una gran similitud a nivel molecular. Conociendo esto, no es descabellado sugerir que el amor “es como un viaje”.

Endorfina

La endorfina se libera a partir de la sensación de dolor. Su función es mitigar el malestar para que el individuo pueda continuar con sus funciones básicas.

Si tu pareja sentimental te causa dolor, la endorfina es capaz de construir un “camino neuronal” que te prepara para sentir placer la siguiente vez que sientas ese dolor. Así se construye tolerancia hacia relaciones que tal vez no sean lo mejor para nosotros.

¿Dependencia a las personas?

Así como las sustancias, es posible desarrollar una dependencia hacia otras personas. La única diferencia es que las sustancias no tienen voluntad, las otras personas sí. Esto lo hace un tema bastante serio y complicado, que desencadena problemas serios en la vida de las personas.

Si piensas que estás en una relación codependiente, te recomendamos escuchar: Adicto a otra persona.

¿El amor acaba?

La mayoría de las sustancias disminuyen la intensidad de sus efectos en nuestro cuerpo tras usarlas por un tiempo determinado, pero aún son perceptibles. De igual forma, las áreas del cerebro asociadas con la recompensa y el placer continúan activas transcurrido un tiempo en la relación amorosa.

Pero el constante anhelo y deseo hacia el otro sentimental suele disminuir con el paso del tiempo.

 

Este texto se basa únicamente en las respuestas fisiológicas que constituyen la experiencia del amor, que en realidad es mucho más compleja. Pero esperamos que entender lo que ocurre en tu cuerpo sea útil para tomar desiciones que mejor convengan en tu vida. 

 

¡Feliz día del Amor te desea La Dosis!

 

 

Información de: 

https://www.psychologytoday.com/us/blog/your-neurochemical-self/201802/the-neurochemistry-love

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4815424/