Ya todos hemos escuchado de la novedosa forma para consumir marihuana: los concentrados. Uno de los más comunes es el wax o BHO, el cual llega a niveles de THC de hasta el 90%. Esto representa una potencia hasta 10 veces mayor al de las flores regulares. Sin embargo, por más atractivo que se pueda escuchar, primero se debe conocer la forma adecuada para aprovechar estos productos sin generar repercusiones a nuestra salud.

Existen varios tipo de concentrados de cannabis, cada uno con sus particularidades y consideraciones. En pocas palabras, todos aprovechan la resina de las flores en el estado más puro que se pueda conseguir. Esto para alcanzar altas concentraciones de cannabinoides. El BHO (butane hash oil), utiliza el gas butano como solvente, por lo cual debe prepararse de forma adecuada para que el producto restante no resulte tóxico o perjudicial.

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Cuando la extracción se lleva a cabo en países con una regulación en torno al cannabis, se exige a los productores un nivel mínimo de calidad. Esto se logra con una serie de purgas donde se retira los remanentes del gas casi en su totalidad. Es de esta forma que se puede asegurar la menor afectación posible a la salud.

“Siempre se quejan de que aún el wax más puro tiene restos de butano. Cuando el jalón que dan para prenderse el toque tiene más butano del encendedor de lo que podrás encontrar en un BHO de calidad”.- Productor de concentrados mexicano.

Por ejemplo, en Colorado el límite aceptable de butano en un producto era de 800 partes por millón. Al menos hasta 2017, cuando la regulación aumentó la cantidad permitida hasta 5,000 partes por millón. Este cambió fue recibido por fuertes críticas, pues se vio como una permisión para que los productores necesitarán de menos purgas, lo cual reduce los costos de producción.

Sin embargo, algunas investigaciones colocan el nivel tóxico de butano en 10,000 partes por millón durante una exposición de 10 minutos seguidos. Y en estos casos, sólo se observaron efectos como mareos. A pesar de ello, los especialistas remarcan la necesidad de llevar a cabo más investigaciones.

El wax del mercado negro

Desafortunadamente, en países como el nuestro, los fabricantes ofrecen productos que no cumplen ningún tipo de estándar de calidad. Entonces, es prácticamente imposible saber con certeza si el wax que compramos es seguro para consumo humano o no.

Algo que se debe tomar en cuenta es el color. Si bien algunos concentrados llegan a tonos oscuros debido a variantes en el tipo de flor y al proceso, se dice que un BHO nunca debe ser negro.

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Otra manera de probar la calidad, es acercar un trozo de la resina a una fuente de calor. Si comienza a burbujear y sacar chispas, quiere decir que aún hay restos de gas butano, por lo que no está listo para consumir.

Para ello, es necesario retirar lo más posible del gas. Esto es posible con instrumentos caseros. El procedimiento es un similar a un baño maría, pues la idea es que la resina esté a fuego bajo por un buen tiempo. Por eso debe colocarse nuestro concentrado en un recipiente de silicón, el cual se dejará reposar sobre otro recipiente con agua. Todo esto, a una temperatura recomendada de entre 30° y 35°C. Idealmente, el proceso de purgado se completa después de 100 horas efectivas.

Debe procurarse que la mayor cantidad de wax posible que extendida, para que el calor se aproveche de forma óptima. La única desventaja del proceso casero es que se pierden terpenos en el proceso.

 

Con información de Dab Magazine y Leafly.
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