Hoy, como cada 31 de mayo, se celebra internacionalmente el día mundial sin tabaco, que plantea la abstinencia de esta droga en cualquiera de sus formas durante 24 horas, concientizar sobre los riesgos que representa su consumo y promover políticas dirigidas a reducirlos, pues se trata de la droga a la que más se le relaciona con problemas a la salud, así como la principal causa prevenible de defunción. Por ello, hoy vale la pena hacer un análisis comparativo sobre cuál es la peligrosidad del tabaco fumado en relación con la que representa fumar cannabis.

Para empezar, hay que señalar que fumar, cualquier cosa, es dañino; la combustión produce elementos tóxicos como el monóxido de carbono y otros elementos cancerígenos, que al ingresar en el organismo producen daños que pueden derivar en problemas graves de salud, por lo que no aconcejamos fumar, ni tabaco, ni cannabis.

Recientemente, un estudio publicado en la revista científica Journal of the American Medical Association, encontró que los usuarios ocasionales de cannabis  no presentan los mismos efectos de disminución de la función pulmonar que los usuarios de tabaco. El estudio fue realizado entre 5,000 personas, cuyas edades iban de los 18 a los 30 años. Al respecto, el investigador Mark J. Pletcher, señaló: “Hay efectos conocidos del tabaco sobre la función pulmonar y pensamos que con esto, encontraríamos el mismo tipo de efecto en la marihuana (...) las personas que fuman marihuana aspiran con mucha profundidad, lo que podría fortalecer los músculos que se utilizan para la inhalación, lo que básicamente los hace buenos para realizar la prueba”, punto para la cannabis.

Otro estudio que hace algunos meses tuvo bastante eco mediático, fue el publicado en la prestigiada revista Nature, en el que se señala que la peligrosidad de la cannabis es unas 100 veces menores que la que representan el alcohol y el tabaco. Otro punto para María. Por otra parte, el estudio señala que es más riesgoso el consumo de alcohol incluso que el de heroína, lo cual no deja de llamar la atención.

Existe más evidencia técnica que apunta en el mismo sentido. Un ejemplo claro de esto es el estudio del Dr. David Nutt, publicado en el 2010, en el que hace una gráfica comparando los riesgos y daños tanto individuales como colectivos, que representa el consumo de 20 drogas distintas. El tabaco quedó como la sexta que representa más riesgos mientras que la cannabis se rankeó como la novena. Tres a cero hasta ahora a favor de la cannabis.

También existen otras investigaciones con resultados que van en el sentido opuesto. Por ejemplo, un estudio realizado por investigadores del Instituto de Investigación Médica de Nueva Zelanda, según el cual fumar un cigarro de cannabis equivale a fumar cinco de tabaco. Los autores señalaron que el tabaco produce más enfisema, mientras que el uso intensivo de cannabis afecta más a la función pulmonar. 

Si se fuma, sea la sustancia que sea, se debe ser concientes de los riesgos a los que se está expuesto. Existen formas de reducir los riesgos y daños asociados a fumar. Moderar el consumo, por supuesto, es una de ellas. Usar filtros es positivo, pues retienen gran parte de los elementos tóxicos que de otra manera terminarían entrando al organismo. No inhalar muy profundamente las bocanadas de humo y retenerlas el menor tiempo posible son prácticas importantes para reducir la toxicidad. Otro concejo es no fumar el cigarro (de tabaco o cannabis) completo, pues los elementos nocivos se van acumulando al final, conforme se va consumiendo, por lo que fumar no más de un 70% de cada cigarro representa una importante reducción de riesgos y daños.

Por: Aldo Contró
@AldoContro