Por Miguel Bencomo y Brun González

 

Los cannabinoides sintéticos son sustancias con características estructurales y propiedades fisicoquímicas que les permiten interactuar con receptores cannabinoides como el CB1 o el CB2, pertenecientes al sistema endocannabinoide del ser humano.

Estos productos tienen afinidad con la actividad agonista en el receptor CB1. Y cuando los cannabinoides sintéticos entran en contacto con el receptor, se desencadenan las reacciones bioquímicas que ocasionan el efecto psicotrópico típico, similar a la cannabis natural. Sin embargo, y dado que las reacciones fisicoquímicas dependen de las estructuras moleculares propias de cada compuesto, es necesario que cada uno de estos productos y sus modificaciones estructurales, así como sus efectos adversos y psicotrópicos, sean estudiados farmacológicamente. Todo esto con el propósito de disminuir el riesgo en su consumo por la falta de información en la dosis y frecuencia de uso.

Aunque se sabe que desde 2004 surgieron en el mercado como una alternativa legal para el consumo de cannabis, algunos de estos compuestos ya estaban disponibles para ser utilizados con fines de investigación; por ejemplo, el CP-55.940 o el WIN-55.212-2.

Los primeros cannabinoides sintéticos fueron detectados en el mercado durante el año 2008, en mezclas de hierbas vendidas por internet, agrupados en productos llamados listos para fumar, con nombres comerciales como ‘Spice Silver’, ‘Spice Gold’ y ‘Spice Diamond’, entre otros. Y, desde entonces, se han detectado diferentes grupos de cannabinoides sintéticos con interacciones parciales o antagonistas (unión con receptores, sin ocasionar un efecto) y, por lo tanto, diferentes efectos y riesgos en los consumidores.

La síntesis de estos compuestos es sencilla, debido a esto la variedad en estructuras moleculares crece continuamente. Esta situación ha ocasionado que su producción sea muy variada y aumente rápidamente, provocando interacciones desconocidas de estos productos con el sistema endocannabinoide humano.

La producción y comercialización de estos productos listos para fumar aumentó, principalmente en Alemania y otros países europeos, teniendo el internet como principal medio de compra. La leyenda ‘productos legales’ colocada en estos productos propicia su venta y uso irracional, y sin advertencia de los riesgos toxicológicos que estos productos pueden tener sobre los consumidores.

Ninguno de los cannabinoides sintético ha sido incluido dentro de las listas de productos controlados enlistados en la Convención Única de 1961, ni en las del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971, ni en ninguna otra. Su detección, fiscalización y control dependen y es valorada por cada país. Pero an la mayor parte de países, la falta de conocimientos y de una política gubernamental al respecto mantienen en riesgo a la población consumidora al permitir su comercialización; e incluso en aquellos donde está restringido su comercio, estos productos circulan en el mercado con nuevos nombres o evitando aquellas sustancias específicamente prohibidas.

Con base en la información que se tiene acerca de los productos que contienen cannabinoides sintéticos, las estrategias de reducción de daños asociados al consumo de éstos permiten que los efectos no deseados sean menos intensos, al igual que los riesgos a la salud del usuario. Una de las recomendaciones para el uso de estos productos es consumir en bajas dosis, realizar el consumo en pipas (de preferencia de cristal) antes que forjar un porro y fumarlo completo.

La hidratación continua durante el consumo es otra estrategia para reducir efectos no deseados, así como evitar el poliuso de sustancias psicoactivas. Así como conocer las características individuales de cada quien, pues esto permite tomar mejores decisiones en el consumo de cualquier sustancia psicoactiva. Para el uso de cannabinoides sintéticos, personas con presión alta o propensas a brotes relacionados a la salud mental deberían evitar el consumo, ya que podrían aumentar las posibilidades de sufrir un problema de salud.

Por último, la poca información sobre estos cannabinoides sintéticos no permite conocer las dosis recreativas o las dosis tóxicas adecuadas, por lo tanto, el consumo debería ser siempre acompañado para recibir asistencia en caso de ser necesario. Es recomendable evitar el uso frecuente para no desarrollar tolerancia a la sustancia y continuar con la búsqueda de información en espacios objetivos y confiables sobre las sustancias psicoactivas; por ejemplo, en www.universodelasdrogas.org